¿Cómo era ese pasaje del Evangelio en que uno dice que sí se compromete, pero luego se echa atrás? Y la que no iba a comprometerse al final lo hace. Pues así lo hemos vivido en primera persona en este inicio de curso en CVX Córdoba. Pilar nos da un ejemplo de disponibilidad, con relativamente poco tiempo en la comunidad. Y nos ha dicho “me comprometo” en plena sierra de Córdoba, adelantándonos a más de uno que ahí andamos remolones.
Tras una mañana de asamblea de inicio de curso donde repasamos y nos pusimos al día de los proyectos en que nos veremos en este curso, Pilar hizo su compromiso temporal y nos emocionó a todos, a su familia y a su comunidad. Gracias de corazón, Pilar.
¿Qué significa una comunidad de vida? Parecen palabras serias, así dichas. Nuestra comunidad de vida está formada por personas muy diferentes. Pero algo nos une. Un sentimiento de querer seguir el mensaje de Jesús y mantenerlo vivo.
En Córdoba tenemos la gran suerte de poder juntarnos en pleno pulmón de Sierra Morena a pensar en los altos y los bajos de nuestro seguimiento. Nuestra querida casa de Emaús nos acoge cada vez que queremos hacer punto y seguido.
Y hablamos de nuestros proyectos, de nuestros defectos, de las veces que no nos hemos encontrado durante el pasado año, de las veces que nos hemos echado de menos, de cómo aprovechar mejor nuestros encuentros… Y nos decimos lo que nos gustaría mejorar. Y nos damos cuenta de nuestras diferencias y de nuestros puntos en común. Y seguimos avanzando y buscando el Reino cada uno como Dios le ha dado a entender.
Hoy hemos hecho cuenta nueva. Sobre todo lo dicho me quedo en mi necesidad de escuchar más a los demás y abrir menos el pico para filosofías que no llevan a nada. En juntarnos más, vivir más y darle menos vueltas a las cosas.
El silencio, el dejar un hueco en nuestro día a día para escucharnos por dentro, para buscar a Dios, no es fácil, pero qué bien nos sienta.
Aquí, en la casa de Emaús este año tenemos también Ejercicios Espirituales. El que le apetezca que no tarde en decirlo. Sierra Morena está esperando con su paz.
Cuando se terminaba la cuaresma y se aproximaba la Semana Santa nos planteábamos, ¿habremos sido demasiado valientes planteando una Pascua presencial en Córdoba?
Pero eran muchas las ganas de juntarnos y celebrar, con todos los cuidados, con los aforos permitidos, gracias a las magníficas instalaciones del colegio de Las Esclavas.
¿De quién partió la iniciativa? Pues francamente no sé quién sería la primera que lanzaría la idea, pero lo que sé es que esta forma de celebrar juntos y de forma coral entre el colegio de Las Esclavas, la pastoral de la Universidad Loyola y nuestro grupo de CVX ha sido todo un éxito. Fruto de una larga colaboración de años, pero que en los últimos tiempos, gracias a las inmensas ganas que le pone Ángel Urbina, se ha hecho más patente. Ángel está facilitando que nos escuchemos, que pongamos en común las riquezas de cada grupo, que aunemos fuerzas, que nos comprendamos cada vez mejor.
En la Pascua tuvimos tres días. El Jueves Santo lo dirigió Natxo Andrío desde Loyola. Nos invitó a REPARARNOS y renovarnos. El Viernes Santo, Lala desde Las Esclavas nos animó a salir fuera de nosotros y estar presente y pendiente a los demás. A imitar a Jesús en su entrega y a PERMANECER en ella. Y el Sábado por la mañana Moisés, Araceli y Rosa de CVX nos regalaron un tiempo de SILENCIO. Con una preciosa meditación guiada que a mi personalmente me llegó especialmente.
Las celebraciones en San Hipólito se llenaron de los cantos del coro y de la alegría con la que hemos vivido estos días.
Gracias a todos los que lo habéis hecho posible. Seguiremos trabajando en esta unión de espíritu entre los movimientos ignacianos de Córdoba que tanto impulso están cogiendo.
CVX en Córdoba 